Las féminas que pueblan el universo de la pintora barcelonesa Elisabeth Sabala, encierran un mundo de crítica social. Sus gordas ríen a carcajadas y cubren sus voluptuosas redondeces con medias de rejilla y déshabillés. Si las modelos del colombiano Fernando Botero se antojan pasivas, las de Sabala jamás pierden el tiempo mirando de frente al curioso que las observa. Ellas están a lo suyo. Tienen asuntos más importantes que atender, sobre todo mantener engrasada la más certera de sus armas: la seducción. Estas hembras de exuberante carnosidad dicen lo que quieren sin pestañear y se hacen confidencias al oído.Es fácil imaginarlas encadenando frases ingeniosas al estilo de la actriz Mae West: "Cuando soy buena, soy buena; cuando soy mala, soy mucho mejor".
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